jueves, 29 de diciembre de 2016

A la orilla del Pacífico en Navidad.

El mar, ese ente imperturbable
Imbatible
Indomable,
Turbulento,
Impredecible,
Contaminado hasta en sus bordes
Ajeno a deseos, amor o vanidad
Indiferente a la lírica del verso
Oda, prosa, soneto, canto, todo es igual para ese mar.
Dueño de sí mismo, aliado de los vientos, colección de terrores,
No lo conmueve la muerte del infante
O el juego de paletas en su playa.
Insumisos los hombres edifican en su orilla, calamidades anunciadas por los antiguos habitantes, desoídas por los peritos de la construcción.
El mar que llenó los ojos de Balboa.
El que destruyó nuestras casas.
El que nos da generoso sustento
Mar pródigo y suculento
Mar Pacífico.


---------------------------------------------------------------------
 
 Y llamó Dios a lo seco Tierra,
 y a la reunión de las aguas
 llamó Mares. 
Y vio Dios que era bueno.
Génesis 1:10

-----------------------------------------------------------------------



(Fotografía: Playa Zona Central de Chile)



3 comentarios:

Fernando dijo...

Ay, no sé si llegaré a verlo algún día, Ojo Humano.

Triste lo del infante.

Y lo de la construcción: en todos los sitios es lo mismo.

En todo caso, lo de siempre por mi parte: envidia del sol, envidia del calor, envidia del mar.

ojo humano dijo...

Fernando, ya llegará tu verano, aprovecha bien ese invierno con las lecturas favoritas, porque tú sabes, en verano cuesta más leer, por lo menos a mi me cuesta, las noches más calídas invitan a otras actividades.
Felices Fiestas.

Fernando dijo...

Hay tiempo para todo, querida Ojo Humano.

Voy a estar unos días ausente. No podré contestar tus posts.

Feliz año 2017: para ti y para Chile.