lunes, 21 de agosto de 2017

Doña Primavera.


De pronto la ciudad toda se llena de colores, aromas y movimientos ondulantes, la brisa mueve la calle y esparce esporas entre el cabello de las escolares.
Apenas nos hemos dado cuenta, todo florece en la esplendidez del sol.
¡Ah!, la vida fluye, renace, se alboroza.
Apenas sé bailar, si supiera danzaría como los antiguos alacalufes, onas, mapuches...
Mis pies no obedecen al ritmo de mi corazón y no entienden la razón de mis alegrías.
Por ahora te comparto un poema de la incomparable Gabriela Mistral,   muestra breve y premonitoria de la singular belleza que viene a sacarnos de la hibernación.
...

Doña Primavera
viste que es primor,
viste en limonero
y en naranjo en flor.
Lleva por sandalias
unas anchas hojas,
y por caravanas
unas fucsias rojas.
Salid a encontrarla
por esos caminos.
¡Va loca de soles
y loca de trinos!

Doña Primavera
de aliento fecundo,
se ríe de todas
 las penas del mundo...
No cree al que le hable
de las vidas ruines.
¿Cómo va a toparlas
entre los jazmines?
¿Cómo va a encontralas
junto de las fuentes
de espejos dorados
y cantos ardientes?

De la tierra enferma
en las pardas grietas,
enciende rosales
de rojas piruetas.
Pone sus encajes,
prende sus verduras,
en la piedra triste
de las sepulturas...

Doña Primavera
de manos gloriosas,
 haz que por la vida
derramemos rosas:
Rosas de alegría,
rosas de perdón,
rosas de cariño,
y de exultación.

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