miércoles, 2 de febrero de 2011

Preguntas de verano (o de cualquier día)


 
Se tambaleaba caminando con dificultad sobre sus tacones rojos.
Loca  –me dijo riendo fuerte-, y vanidosa siempre.

Venía saliendo del Open Door (hospital siquiátrico), en las más precarias condiciones, excepto sus zapatos rojos que le daban un toque de alegría.

¿Por qué alguien llega a ese estado?
¿Por qué una mujer que ha exhortado la Biblia puede ingresar a ese mundo oscuro, trastornada por las circunstancias?
¿No fue suficiente la oración?
¿La Palabra?
¿La amistad?
¿La solidaridad?

 ¿Estamos todos tan indefensos?
¿Es la locura una puerta abierta que incita a regiones tenebrosas donde es difícil o imposible regresar?

Para mí es un misterio.
Tal vez tú lo hayas resuelto. 


 
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Escucharé lo que hablará Jehová Dios;
 Porque hablará paz a su pueblo y a sus santos,
 Para que no se vuelvan a la locura.

Salmos 85:8

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viernes, 28 de enero de 2011

Narcisismo.

 
Se mira al espejo antes de abrir la puerta y enfrentar el mundo.
Si algo no le agrada, regresa a su pieza y cambia de vestuario. Una, dos, tres, no importa cuántas. La impuntualidad es su bandera.

Es enemigo de las fotos espontáneas o cualquier improvisación que lo deje expuesto a la sinceridad del momento.

El mito de Narciso se repite como una historia que sale del espejo. La belleza, ¡ah!, la adoración a la belleza, engaño antiguo renovado una y mil veces donde encuentre un reflejo.


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Los ojos del altivo serán humillados
y el envanecimiento humano será doblegado.

¡En aquel día sólo el Señor será exaltado!
  
Isaías 2:11
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lunes, 24 de enero de 2011

La Peni (3)

Un barullo.
Como el aleteo de muchas alas, como el caer de las hojas en un día de otoño, como el ruido insistente de las olas, las voces se confunden en una para formar un sonido uniforme. 
La espera es larga antes de ingresar a la Penitenciaría y conversar es un ejercicio que se practica sin culpas o superioridad-inferioridad. Todas las personas tienen una historia interesante para contar, todas oímos con respeto. 

Códigos. Todo tiene un código silencioso que no se transgrede. Si una va por primera vez, debe mirar y aprender. Escuchar para no "meter la pata" (dicho en Chile). O sea, no equivocarse porque puede pasar un mal rato.

Códigos de confianza al que debes someterte. Nadie puede ingresar al recinto carcelario con llaves. ¿Qué hago con las llaves del auto? -pregunto-. Debes dejarla en custodia. Y ¿dónde está la custodia? Pues, ahí, en la calle. Mira, ese furgón donde hay mochilas y bolsos, es una custodia. Allá donde venden café hay otra. Y esa señora que juega sudoku debajo de un toldo también se dedica a cuidar cosas.

Vaya.
Pero, pero...¿cómo voy a dejarle mis pertenencias a un desconocido?
Confianza.
Códigos de confianza que nadie rompe.
Códigos indestructibles que mantienen un sistema de protección a los visitantes.

En fin, acepto. Tomo las llaves y las dejo en manos de una mujer la que las coloca en una bolsa plástica, le pone mi nombre y sonríe. Vaya tranquila, me dice,como si supiera de esa leve indecisión que me perturba.
Solidaridad, confianza, comprensión.


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El Señor Dios escucha a los necesitados 
y no desprecia 
el sufrimiento de los que están presos.


Salmos 69:33
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