martes, 7 de diciembre de 2010

Chile mineral.

Observo estas piedras, regalo de un minero nortino.
Cada vez que las observo levanto los ojos hacia la Cordillera de Los Andes y pienso en esos miles de hombres que  excavan la roca para extraerle algo de su corazón, la veta  que vindicará sus vidas y su esfuerzo. 
¿Qué es tan valioso en las piedras?
¿Su belleza escondida en la oscuridad de la tierra o la sangre que se derrama por ellas, los pulmones con silicosis o el brillo de las joyas que relucen a la luz del sol?

Hay misterios que no puedo entender. 
Tal vez porque no uso anillos en los dedos ni pulseras de oro o collares de malaquita. Ni siquiera esos aros de plata por los que algunas chicas deliran.
Dios escribió sobre piedras.
Extraño, ha sido una de las pocas veces que lo hizo personalmente.

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Y el Señor dijo a Moisés: 
Sube hasta mí, al monte, 
y espera allí, 
y te daré las tablas de piedra con la ley 
y los mandamientos que he escrito para instrucción de ellos.

Exodo 24:12
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¡Ah! ¿Cuándo volverá el minero que me  regaló estas piedras?
Esto es la nostalgia, soñar con un día posible, que se demora, cierto, pero vendrá.





sábado, 4 de diciembre de 2010

¿Qué es la humildad? (2)


 
Me lo he preguntado muchas veces y reconozco que no es tan fácil la respuesta. Especialmente cuando hay toda una filosofía de amplia difusión,  donde se valora el triunfo, la defensa de los derechos personales, no dejarse avasallar aun en la fila del banco o del supermercado, compensarse de cualquier atropello.
Ser humilde es casi un defecto de baja autoestima, piensan algunas personas.
El valor de la humildad se ha venido a confundir con gente pusilánime o de escasos recursos  que no tienen el coraje de vivir en el mundo posmoderno (eso dicen).  
¿Cómo hacerles comprender que a la larga es una gran aspiración, que la paz se construye también menguándose?
Muchas veces se pierde para ganar.  


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Porque así dice el Alto y Sublime
         que vive para siempre, cuyo nombre es Santo:
         Habito en lo alto y santo,
         y también con el contrito y humilde de espíritu,
         para vivificar el espíritu de los humildes
         y para vivificar el corazón de los contritos.

Isaías 57:15
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Humildad:

(Del lat. humilĭtas, -ātis).
1. f. Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento.
2. f. Bajeza de nacimiento o de otra cualquier especie.
3. f. Sumisión, rendimiento.

(Diccionario RAE)

viernes, 3 de diciembre de 2010

¿Qué es la humildad?

María, la mamá de Jesús ha sido injustamente olvidada en los círculos evangélicos, tal vez por la excesiva adoración que se le da en otros círculos.
Sin embargo de esta santa mujer ha quedado en las Escrituras registrado un precioso canto de alabanza donde se destaca su espíritu humilde y obediente a Dios. 


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Mi alma glorifica al Señor,
  y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador,
 porque se ha dignado fijarse en su humilde sierva.
   Desde ahora me llamarán *dichosa todas las generaciones,
 porque el Poderoso ha hecho grandes cosas por mí.
      ¡Santo es su nombre!
  De generación en generación
      se extiende su misericordia a los que le temen.
 Hizo proezas con su brazo;
      desbarató las intrigas de los soberbios.
  De sus tronos derrocó a los poderosos,
      mientras que ha exaltado a los humildes.
 A los hambrientos los colmó de bienes,
      y a los ricos los despidió con las manos vacías.

Lucas 1: 47-53 (NVI)

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miércoles, 1 de diciembre de 2010

Peligro inminente.


Aquellas mujeres estaban decididas a convertir al pastor de su iglesia en una especie de leyenda.  Mucha alabanza a sus hechos pasados, declaraciones varias acerca de sus virtudes, constantes agasajos en su honor, elementos nada despreciables para cualquier ser humano. Casi un arrullo para el ego.

Cada una enarbolaba  distinta bandera y la alzaba en tardes de desilusión, en esas tardes cuando divagas acerca del pasado glorioso,  más mítico que real.
No sé si los hechos sucedieron como ellas los describían o la febril imaginación estaba jugando con sus vidas, haciéndolas caminar al borde de un sendero extraño y peligroso.
Ninguna advertía el riesgo de una dependencia sombría y nefasta que puede infestar cualquier iglesia donde haya mujeres religiosas e insatisfechas.

¿Merece la gloria cualquier hombre santo, virtuoso o notable en su discurso?
Por unanimidad ustedes dirán que no, claro, no. Tal vez hasta digan que divago, ojalá así fuera, no me sentiría tan vulnerable.

¿Por qué sigue sucediendo?   ¿Es el púlpito la plataforma ideal para lanzarse a las lides políticas? Dioses con pies de barro, humanos que fomentan el sometimiento, el Espíritu les resplandezca (o les reprenda, no sé).

No hay renuncia más dolorosa que cuando te crees con derechos. Derecho al honor. Derecho al amor. Derecho a ejercer autoridad. Derecho al elogio. Derecho a la recompensa.
 Los seres humanos de cualquier índole o estrato social somos expertos en levantar ídolos y con el tiempo adorarlos o pisotearlos para levantar otros nuevos o remasterizar los antiguos.  
Los evangélicos solemos asombrarnos de los paganos cuando el peligro está latente, tocando a nuestra puerta.


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Así dice el SEÑOR:
         Maldito el hombre que en el hombre confía,
         y hace de la carne su fortaleza,
         y del SEÑOR se aparta su corazón.
   
    Será como arbusto en el yermo
         y no verá el bien cuando venga;
         habitará en pedregales en el desierto,
         tierra salada y sin habitantes.
   
   Bendito es el hombre que confía en el SEÑOR,
         cuya confianza es el SEÑOR.
   
    Será como árbol plantado junto al agua,
         que extiende sus raíces junto a la corriente;
         no temerá cuando venga el calor,
         y sus hojas estarán verdes;
         en año de sequía no se angustiará
         ni cesará de dar fruto.
   
    Más engañoso que todo, es el corazón,
         y sin remedio;
         ¿quién lo comprenderá?

Libro de Jeremías Cap. 17:5-9 (B. L. A)

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lunes, 29 de noviembre de 2010

Calzados con la paz.

Mi abuela siempre decía: 
Independiente del calzado que se  ponga, mijita, cuando llegue a una casa bendígala con la paz de Jesucristo.
Pienso  que es un consejo válido para todo tiempo u ocasión.


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Calzados los pies
con  la disposición  de presentar
el evangelio de la paz.

Efesios 6:15
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