La vanidad.
“La silla.
La silla.
La silla.
Y nadie llega.”
Cuando el escritor Jaime Quezada leyó este poema en público todos nos miramos con un signo de interrogación en la cabeza – simple como es uno de joven- . Con algo de timidez, un oyente se atrevió a pedir una explicación.
Paciente poeta, nos ilustró que él había querido graficar en este pequeño poema la necesidad de acumulación de bienes materiales que todos hemos practicado alguna vez y que a veces no sirven a nadie, una casa linda, un living impecable “no subas los pies a los muebles” gritaba la madre al niño, pero nunca nadie viene de visita o aquello que guardamos con tanto celo se apolilla o se descompone.
Hoy la tendencia es otra. "Casas más grandes y autos más rápidos no nos hacen más felices" asegura el economista naturalista Robert Frank; es más, desde la crisis del 2008, los investigadores están sosteniendo que las personas han empezado a buscar otras formas de felicidad, de ahí la preferencia a prodigarse en viajes o tours y guardar muchas fotos de esos momentos.
¿Por qué gastan dinero en lo que no alimenta,
y sus ganancias en lo que no satisface?
Escúchenme bien, y comerán lo que es bueno,
y se deleitarán con manjares deliciosos.
(…) Busquen al Señor mientras se deje encontrar,
llámenlo mientras esté cercano.
(Libro del profeta Isaías Cáp.55)
(La fotografía: campos de arroz de Sapa, Vietnam. Un bello lugar para vivir y compartir)
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