Sin embargo, toda la tradición de arte y cultura se ve ensombrecida por estos días con una palabra, un eufemismo, por cierto, que no le hace honor a tan admirable historial: sicario.
Una industria floreciente del asesinato a sueldo ha venido a instalarse en nuestras sociedades incluso, enganchados a la modernidad colocan pertinentes avisos por internet ofreciendo “trabajos” seguros y limpios.
Leo con estupor y pena esta noticia que viene desde México: “Los jóvenes son el blanco de las adicciones y mercado de reclutamiento de los sicarios, admitieron ayer dirigentes partidistas y el Presidente de la República." (*)
"Juan de Valera, en su obra Leyendas del Antiguo Oriente, describía el origen de la palabra: Era el arma que usaron posteriormente los tracios y otros pueblos bárbaros del Norte. Los romanos la llamaron sica, de donde proviene el nombre de sicario. Agachándose con esta arma, el que sabía manejarla asestaba a su contrario el golpe de abajo a arriba, a fin de abrirle el vientre." (**)
El sustantivo significó “asesino de la daga o del puñal”, hoy día podríamos decir de la pistola o la bomba. “Etiam omnes vocamus qui caedem telo quocumque commíserint, dice Quintiliano: "Llamamos sicarios a todos los que cometen asesinato con cualquier arma".
Por cierto, la violencia no es patrimonio de nuestra sociedad y como es de tan antigua data ya debería estar erradicada ¿…?
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Dios, el Señor está haciendo justicia
Él defiende el derecho de los que padecen violencia. (Salmos 103:6)
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(*) http://www.jornada.unam.mx/2010/08/11/index.php?section=politica&article=003n2pol
(**)http://www.elcastellano.org/palabra.php?%20q=sicario
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