viernes, 18 de noviembre de 2022

Cactus cerebro.

Mi nueva amiga E. ha llegado a casa con este regalo, como una previa de Navidad.
En una partida de carioca (juego que algunas veces practico) hablamos de cactus y suculentas, una moda entre las jóvenes y las no tanto. Entre mano y mano descubro que hay un amplio espectro en los gustos por las cactáceas. 
Y una variedad casi ilimitada de formas con las que estas plantas se desarrollan sin pedir demasiado.
Con la escasez hídrica son ideales para cultivar de forma amigable.


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Así que 
ni el que planta ni el que riega es algo, 
sino Dios, que da el crecimiento.

1 Corintios 3:7

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2 comentarios:

Susana Moreno dijo...

Me encantan los cáctus. Un beso

ojo humano dijo...

Son muy decorativos, Susana.
Saludos