En una partida de carioca (juego que algunas veces practico) hablamos de cactus y suculentas, una moda entre las jóvenes y las no tanto. Entre mano y mano descubro que hay un amplio espectro en los gustos por las cactáceas.
Y una variedad casi ilimitada de formas con las que estas plantas se desarrollan sin pedir demasiado.
Con la escasez hídrica son ideales para cultivar de forma amigable.
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Así que
ni el que planta ni el que riega es algo,
sino Dios, que da el crecimiento.
1 Corintios 3:7
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2 comentarios:
Me encantan los cáctus. Un beso
Son muy decorativos, Susana.
Saludos
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