¿y ha de pudrirse tu obra?
Repárame, pues ya mi fin se acerca;
quiero huir de la muerte,
mas me encuentra,
y todos mis placeres son pasado.
John Donne.
La madre –cansada de soportar por años un marido alcohólico- le negó el asilo.
Los hermanos –frenados por cada esposa- sostenían que no estaban en situación de recibirlo, cada uno cargaba sus propios problemas.
Los hijos sufrían su presencia, siempre ebrio, siempre al borde de la violencia o de escándalos callejeros.
La esposa había interpuesto una demanda para obligarle a un tratamiento terapéutico.
El estado dilataba ad infinitum una hora médica.
Un ebrio consuetudinario –muchos pululan por nuestras calles- es una especie en alza dentro de nuestra sociedad. Los muchachos (en estos tiempos también las chicas), inician su carrera en las bebidas espirituosas desde muy pequeños, sin que se den cuenta el vicio los atrapa con garras férreas, difíciles de romper. Prometen dejarlo, se internan en una clínica, lloran, se arrepienten, toda la gama de metodologías no resulta, una y otra vez vuelven a caer en el líquido elemento como si se dejaran caer en los brazos de una amiga amorosa.
H. ya estaba terminal. Su vida era una constante irrealidad. Fue internándose en la inconciencia, un viaje del que no fue capaz de regresar.
La muerte –amante de todo ser humano- abrió sus brazos y le dio lo que todos le negaron, aceptación y descanso. Lo amó con su cuerpo descompuesto y maloliente, no tuvo escrúpulos para abrazarlo y conducirlo por los caminos intrincados de una nueva existencia, tal vez mejor, solo Dios lo sabe.
Bien dijo el poeta “la muerte tiene una mirada para todos” (*)
-----------------------------------------------------------------------------
Su destino final es el sepulcro;
la muerte los va llevando
como guía el pastor a sus ovejas.
En cuanto bajen a la tumba,
abandonarán sus antiguos dominios.
Salmos 49: 14 (TLA)
-------------------------------------------------------------------------------
(*) César Pavese.
4 comentarios:
Qué pena. Cómo se puede destruir una persona. Un beso.
Una pena. Esta semana fueron sus funerales, fue todo muy triste.
Curioso lo de "ebrio consuetudinario", Ojo Humano.
Es una desgracia muy grande a la que los chicos empiezan pronto: parece que no eres hombre si no te emborrachas el sábado por la noche, como hacen los otros. Nada es grave si uno se consigue desenganchar a tiempo, pero a veces se queda atado ya para siempre, como explicas en el post.
En España intentaron hacer una Ley Anti Alcohol, como habían hecho con la Ley Anti Tabaco, y no fue posible: entre nosotros es una industria importantísima, no conviene tocarla.
Aquí han subido los impuestos al alcohol, pero nada, a más que somos productores, siempre es barato.
Quizás el camino sea educar en la moderación, pero eso es un camino laaaaaaaaaargo.
Publicar un comentario