No solamente me gustan las flores y los olores de diciembre, o los regalos.
También las canciones.
Y –cómo no- las tarjetas, de papel, por supuesto, (a veces reciclado con anticipación); de cartulina con pesebre, burro, vaca, ovejas, pastores y reyes incluidos.
Un recién nacido al centro y la estrella amarilla revestida con purpurina dorada.
Con los niños de mi Escuela Dominical hacemos nuestras tarjetas o remasterizamos algunas antiguas, recortando, pegoteando y pintando. Nos divertimos y a la vez hablamos de Jesús, la importancia de esta fecha y el por qué tuvo que venir.
No hay método mejor que hacer lo que se aprende.
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La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús,
quien, siendo por naturaleza Dios,
no consideró el ser igual a Dios
como algo a qué aferrarse.
Por el contrario,
se rebajó voluntariamente,
tomando la naturaleza de siervo
y haciéndose semejante a los seres humanos.
Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo
Filipenses 2
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