martes, 7 de diciembre de 2010

Chile mineral.

Observo estas piedras, regalo de un minero nortino.
Cada vez que las observo levanto los ojos hacia la Cordillera de Los Andes y pienso en esos miles de hombres que  excavan la roca para extraerle algo de su corazón, la veta  que vindicará sus vidas y su esfuerzo. 
¿Qué es tan valioso en las piedras?
¿Su belleza escondida en la oscuridad de la tierra o la sangre que se derrama por ellas, los pulmones con silicosis o el brillo de las joyas que relucen a la luz del sol?

Hay misterios que no puedo entender. 
Tal vez porque no uso anillos en los dedos ni pulseras de oro o collares de malaquita. Ni siquiera esos aros de plata por los que algunas chicas deliran.
Dios escribió sobre piedras.
Extraño, ha sido una de las pocas veces que lo hizo personalmente.

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Y el Señor dijo a Moisés: 
Sube hasta mí, al monte, 
y espera allí, 
y te daré las tablas de piedra con la ley 
y los mandamientos que he escrito para instrucción de ellos.

Exodo 24:12
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¡Ah! ¿Cuándo volverá el minero que me  regaló estas piedras?
Esto es la nostalgia, soñar con un día posible, que se demora, cierto, pero vendrá.





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