"De estas calles que ahondan el poniente,
una habrá (no sé cuál) que he recorrido
ya por última vez, indiferente
y sin adivinarlo, sometido
a Quién prefija omnipotentes normas
y una secreta y rígida medida
a las sombras, los sueños y las formas
que destejen y tejen esta vida."
(Jorge Luis Borges, fragmento)
La mujer me extiende -amistosa- su oscura mano con un vaso de agua.
Hay en su gesto una bienvenida a la colectividad, la confianza ancestral que te da derecho para hablar, opinar, participar y –tal vez- hacer alguna tarea designada por los jefes de la tribu.
Yo, que he sido un pájaro –amiga de cuanta ave cruce el cielo-, me siento cohibida, la perspectiva de pertenecer me da escalofríos.
Pertenecer (un verbo que me cuesta conjugar), adquirir un lenguaje críptico, común a los de ese signo, vestir para no desentonar, obedecer leyes tácitas o escritas, de ningún modo traspasar los límites.
A cambio, pertenecer.
Una seguridad que el lugar dónde estás sentada no se moverá fácilmente, la certeza de compañía, consejo, confianza, palabras importantes en el “día malo” que a todos nos espera.
La soledad –dicen- no es una agradable compañía. Por cierto, esa es una verdad a medias.
Cuando estas solo no corres el riesgo de traiciones y la libertad es menos mítica, se disfruta el tiempo vagabundo, aunque siempre está la tentación de observar desde una orilla a la cofradía.
Aun así, aunque se demore, la pertenencia es ineludible, aun cuando te defiendas, llega el día que alguien o algo te pilla volando bajo y ¡hete ahí!, quedaste atrapado en la red.
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(Jesús les dijo)
"Ustedes no me eligieron a mí.
Más bien, yo los elegí a ustedes,
y los he puesto para que vayan y lleven fruto,
y su fruto permanezca;
para que todo lo que pidan al Padre en mi nombre,
él se lo conceda."
Evangelio de Juan 15:16
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4 comentarios:
Así es, Ojo Humano. Hoy en día hay muchas opciones para hacer tu vida solo, viajar solo, crecer solo, adquirir cultura solo. Antes quizá la vida estaba más pensada sólo para las familias, ahora es fácil organizarse todo solo. Eso puede ser atractivo mientras uno está bien de salud, pero hay un momento en que todos caemos. ¿Qué ocurre entonces?
Pues sí :)
En Chile todavía la familia es importante, Fernando, aunque la sociedad esta cambiando de a poco. Veremos cómo vamos.
Silvia, un abrazo.
Linda Primavera
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