Vi esta imagen de la erupción del volcán Taal en Filipinas y recordé a mi abuela Juanita que tuvo visiones del Apocalipsis en una época donde el cambio climático no existía ni en los diccionarios.
El mundo está siempre en cambios y no es de asombrarse que el clima también. La pregunta es ¿cuál es el aporte del ser humano a la transformación del clima?
En estos días me dedico a leer el libro del profeta Daniel que se estudia en conjunto con Apocalipsis por la relación de los temas que tratan, el fin de los tiempos. Aunque no soy fatalista (si, tal vez un poco), los escritos no se pueden desconocer y, a la luz de los acontecimientos, tomarlos en serio no es ningún despropósito. Más aún, el acercamiento a la Palabra de Dios nos da una nueva comprensión de los cambios culturales que no podemos desconocer.
El mundo se mueve y nosotros con él. Una cosa no cambia, lo que fue escrito.
Mi abuela tuvo una visión de estos tiempos y lo contó a mi madre. Al calor de un brasero, en días de invierno como hoy, mamá me relataba las historias de Juanita.
Leo el capítulo 19 y siento una gran paz, hay un día en el futuro que nos proyecta a la esperanza.
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También oí una voz que parecía el rumor de una gran multitud,
o el estruendo de muchas aguas,
o el resonar de poderosos truenos,
y decía: «¡Aleluya!
¡Reina ya el Señor, nuestro Dios Todopoderoso!
¡Regocijémonos y alegrémonos y démosle gloria!
Apocalipsis 19:6
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2 comentarios:
Cuéntanos esas visiones. Un beso
Lo intentaré.
Un abrazo
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