Llega el otoño -uno más pero distinto-, este año las hojas del crespón han tomado un color rojizo intenso.
El confinamiento me pone melancólica; mis amigas ven con preocupación que se prolonga el encierro a pesar de las masivas vacunaciones.
Preocuparse es como amasar y no hornear, dijo alguien.
Me dedico a la poda del jardín, la buena música y sacar paciencia de donde se pueda.
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Y, después de que ustedes hayan sufrido
un poco de tiempo,
Dios mismo,
el Dios de toda gracia
que los llamó a su gloria eterna en Cristo,
los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables.
1 Pedro 5:10 (NVI)
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2 comentarios:
Aquí por fin las restricciones llegan a su fin. Un beso
Bien por ustedes, Susana.
Disfruta la libertad.
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