Aprendimos en un año a usar mascarilla, discusiones más, discusiones menos a nivel internacional, conclusión, hay que usarla.
Creo que en todo el tiempo vivido nunca fue tan rápido el cambio de hábitos.
No solo mascarilla, conferencias online, esa fue la odisea hasta hoy.
Contratar un plan de Wifi que no nos haga mutis en medio de la presentación, invertir en tecnología (que con la demanda se fue a las nubes), aprender a modular bien, usar una cámara, respetar los protocolos de conversación, evitar ruidos externos, y un largo etc.
Todo un curso exprés.
Junto a la tecnología se da por sentado que puedes traspasar dinero con un clik, muchos han caído en estafas dolorosas para el bolsillo cibernético.
Aprender a sacarle partido a las ventas online y comprar por delivery (de nuevo confinados)
La Comisaría Virtual es otro cuento.
Permisos limitados para salir (dos horas, dos veces x semana) , la página no funciona, verifique si es Ud., hasta que logramos una autorización para traspasar la puerta de nuestra casa, cuestión que hicimos por años y nunca tuvimos este melodrama.
Los nuevos hábitos van disipando las brumas de la incertidumbre, que a esa nunca nos acostumbramos. Dicen que una se acostumbra a todo. Pongo en duda que una se acomode al encierro, no está en nuestra naturaleza, a menos que tengamos el don clerical.
Aprender lo que significa ser flexible.
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Pero persiste tú en lo que has aprendido
y te has persuadido,
sabiendo de quiénes lo has aprendido
y que desde tu niñez
has conocido las Sagradas Escrituras,
las cuales te pueden hacer sabio
para la salvación
por medio de la fe que es en Cristo Jesús.
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Pintura de Roxana Selva, tomada de aquí:
2 comentarios:
No creo que debamos acostumbrarnos a esto. No es natural. Un beso
Así es, Susana, habrá hábitos que nos servirán, pero otros que desecharemos pronto.
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