viernes, 23 de octubre de 2020

Incertidumbre “non grata”.

No estamos hechos para vivir como “loros en el alambre”, en otras palabras “caminando por la cuerda floja”. Podemos resistir por un tiempo pero la vida humana necesita la paz interior y exterior. 
Los sociólogos buscan la estabilidad en las estadísticas, las encuestas, las matemáticas predictivas. 
Los augures en las hojas de árboles sagrados, las estrellas, los ancestros o los espíritus. 
Los políticos proponen una nueva constitución, la que votaremos este domingo próximo. 
Los cristianos elevan sus ojos al cielo con fervientes oraciones. 
Diferentes formas, un solo objetivo, aunque podríamos concordar que la vida en sí misma es permanentemente incierta (suena a contradicción, por supuesto) en un mayor o menor grado. 

¿Por qué nos invade la incertidumbre cuando los evangélicos declaramos que “Dios tiene el control”?
¿Por qué se nos vuelven las piernas de lana cuando oímos algún mal pronóstico para el futuro? 
¿Por qué tenemos miedo al cambio? 
Nos eriza el cabello no saber el mañana, en especial en este aire polarizado que nos asedia incluso dentro de los hogares. 
Muchos preguntan cuándo podremos reunirnos en nuestra comunidad, miramos hacia Europa con su regreso a contagios sanitarios; miramos al norte y sus prontas elecciones y cómo afectarán nuestra nación, observamos el ambiente interno con su violencia y algunos susurran “signos de los tiempos”, otras “nada qué hacer”, los más bíblicos “nada nuevo bajo el sol” y los pesimistas “más de lo mismo”.

El futuro impredecible está aquí. Los cambios llegarán con buenas o malas decisiones de otros o nuestras. 
¿Qué podemos hacer? 
¿Esperar que la marea suba y quedarnos tendidos en la playa mirando la luna?  

Es un buen momento  para recordar las palabras de nuestro Señor Jesucristo: 
"Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo.» (Evangelio de Juan 16:33)
 Que haya paz en tu alma.



2 comentarios:

Susana Moreno dijo...

Desde luego el mundo está muy perdido. Un beso

ojo humano dijo...

Así se ve, Susana.
Lástima.