viernes, 19 de abril de 2019

Viernes Santo.

"Llevaron a otros dos, ambos criminales, para ser ejecutados con Jesús. 
Cuando llegaron a un lugar llamado «La Calavera», lo clavaron en la cruz y a los criminales también, uno a su derecha y otro a su izquierda. 

Jesús dijo: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».
Y los soldados sortearon su ropa, tirando los dados.
La multitud observaba, y los líderes se burlaban. «Salvó a otros —decían—, que se salve a sí mismo si de verdad es el Mesías de Dios, el Elegido». 
Los soldados también se burlaban de él, al ofrecerle vino agrio para beber. 
Y exclamaron: «Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!». 

Encima de su cabeza, colocaron un letrero que decía: «Este es el Rey de los judíos». 

Ya era alrededor del mediodía, y la tierra se llenó de oscuridad hasta las tres de la tarde. 

La luz del sol desapareció. 
Y, de repente, la cortina del santuario del templo se rasgó por la mitad. 
Después Jesús gritó: «Padre, ¡encomiendo mi espíritu en tus manos!»
Y con esas palabras dio su último suspiro. 

Cuando el oficial romano encargado de la ejecución vio lo que había sucedido, adoró a Dios y dijo: «Este hombre era inocente de verdad». 

Y cuando todas las multitudes que habían venido a observar la ejecución vieron lo que había sucedido, regresaron a casa con gran dolor; pero los amigos de Jesús, incluidas las mujeres que lo habían seguido desde Galilea, se quedaron mirando de lejos. "  

Evangelio de Lucas Capítulo 23  (fragmento NTV)


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