Santiago no se queda atrás.
Cada calle tiene su estilo, un intenso perfume a ciertas flores y la belleza de infinitas formas, desde las variadas buganvilias hasta el humilde chilco.
Cada flor tiene una historia que contar, como si de personas se tratara.
La rosa del Cantar de Cantares.
La pacífica flor de la pasión.
El lirio de los lirios
La poinsetia de Navidad.
Mi aromo.
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Fíjense cómo crecen los
lirios:
no trabajan ni hilan.
Sin embargo, les digo que ni siquiera el
rey Salomón,
con todo su lujo,
se vestía como uno de ellos.
Pues
si Dios viste así a la hierba,
que hoy está en el campo y mañana se
quema en el horno,
¡cuánto más habrá de vestirlos a ustedes,
gente falta
de fe!
Evangelio de Lucas 12:27-288
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4 comentarios:
Qué suerte poder disfrutar la naturaleza. Un beso.
Verdad, es una bendición.
Gracias, Susana.
¡¡Qué envidia!!
Y qué sensibilidad, Ojo Humano. Yo, cuando vuelve la primavera, sólo sé decir "una flor nueva", "otra flor nueva", "otra flor nueva".
Gracias, Fernando.
Las calles siempre tienen algo que contar, algo que oler y mirar. Te deseo un buen otoño y un invierno calientito.
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