Vaya…imaginar que alguien se hace aseo para complacer a otro jamás se me pasó por la cabeza.
Bañarse en Chile es la prioridad, especialmente si trabajas fuera de casa, en esas oficinas que parecen cajones de fruta o viajas por las mañanas apretada como sardina en el Metro.
Me quedó dando vueltas la palabra.
Muchas veces hacemos o no hacemos algo por “condescender”, porque es más fácil para la convivencia o porque no tenemos ganas de argumentar.
Siento que hay una ofensa sutil instalada en esos gestos, una resignación incomprensible, tal vez falta de voluntad para vivir lo que se desea, dejando hacer y deshacer a los otros.
O tal vez es puro desdén y una no sabe reconocerlo.
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“que vuestro amor crezca más y más
y se traduzca en un profundo conocimiento experimental,
de manera que podáis discernir lo que es valioso,
os conservéis limpios e irreprochables”.
Filipenses 1:10
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