viernes, 15 de febrero de 2019

Insolada.

De los no pocos días vividos sobre la tierra, jamás me había sucedido.
Los antiguos decían "siempre hay una primera vez".
Insolada.
Deshidratada.
Al borde del colapso.

No es cuestión de azar, juego o diversión exponerse al pleno sol.
Reconozco mi audacia y torpeza, salir por tarde sin una sombrilla, sin agua, apresurada...
Si no te ha sucedido, cuídate del maravilloso sol que te abraza con sus rayos. Ten la conciencia que es poderoso y ese abrazo puede ser muy potente para tu frágil humanidad.
Hidratarse es la consigna.


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"Ya no necesitarás que el sol brille durante el día, 
ni que la luna alumbre durante la noche, 
porque el Señor tu Dios 
será tu luz perpetua, 
y tu Dios será tu gloria.

Isaías 60:19

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2 comentarios:

Silvia Parque dijo...

Esos momentos de palpar nuestra fragilidad pueden ser impresionantes. Asumo que te recuperaste completamente y lo celebro.

ojo humano dijo...

Gracias a Dios estoy bien.
Se siente muy mal una sobredosis de sol.
Un abrazo.
Bendiciones.