Ningún adorno sería tan resistente para sus pequeños y fuertes dientes, su curiosidad peligrosa y su juguetón comérselo todo.
Como padres de un bebé mimado, abandonamos los ornamentos y nos dimos cuenta que aún al año siguiente seguía con sus costumbres de criatura pequeña.
Colgamos algunas luces en las ventanas, una corona en la puerta y un arreglo sencillo en la mesa de comer, nada que lo pusiera en peligro.
¿Es más valioso un árbol de plástico a una mascota?
Sin duda todos convenimos que la vida (incluso la de un perro) es más importante.
Nuestras navidades se han transformado, casi sin darnos cuenta, más discretas, más caseras.
Aun así, nunca han sido menos sagradas y luminosas.
La celebración de un niño, la gratitud a Dios por su gracia, la unión familiar, la paz en la mesa y -por qué no decirlo- la compañía encantadora de estos regalos, perro, gatas, patos, zorzales, seres vivos que nos alegran los días.
-----------------------------------------------
Después de esa reunión,
los sabios siguieron su camino,
y la estrella que habían visto en el oriente los guió hasta Belén.
Iba delante de ellos y se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño.
Cuando vieron la estrella,
¡se llenaron de alegría!
Entraron en la casa
y vieron al niño con su madre, María,
y se inclinaron y lo adoraron.
Luego abrieron sus cofres de tesoro
y le dieron regalos de oro, incienso y mirra.
Evangelio de Mateo 2:9-11
------------------------------------------------
2 comentarios:
Yo tampoço pongo arbol por el gato. Un beso
También los gatos son juguetones.
Bendiciones, Susana, buena salud.
Un abrazo.
Publicar un comentario