Los chicos de ahora con un supermercado a su disposición no rozan la satisfacción de tener hambre y saciarla de manera natural.
Pobres, tienen todo al alcance de sus manitas, pero los persiguen los famosos sellos (alto en azúcar, alto en grasas, alto en sodio…etc), tendrán que aprender a gustar una sencilla tostada con un halo de mantequilla, una manzana bien lavada o por merienda un simple y nutritivo plátano "sin nada".
Ese "sin nada" significa sin azúcar ni leche condensada o miel, costumbre que deberemos borrar de nuestro ideario.
---------------------------------------------------------------------
Jesús les dijo:
Yo soy el pan de vida;
el que a mí viene, nunca tendrá hambre;
y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.
Juan 6:35
--------------------------------------------------------------------------
5 comentarios:
A mí me han mirado como maltratadora por limitar los productos industrializados que mi hija consume y como loca porque me queda claro que un producto puede ser dañino aunque tenga dibujitos en el envase. Un día que dijeron de ella que "pobrecita", sí respondí con una lista: ¿Cómo va a ser "pobrecita" una niña que come nueces, almendras, pasas, arándanos, fresas, manzanas, bla, bla, bla? De todos modos, no soy "prohibicionista". B come chocolate, dulces, galletas y demás cosas que no necesita, bajo los límites que nos parecen razonables a su papá y a mí -más bien a mí, la verdad-; esos límites son bastante más estrechos que los que veo a mi alrededor. El punto es la incapacidad de valorar que algo "otro", que no es lo más común en el momento, sea algo bueno. Por ejemplo, B se come las fresas sin azúcar ni nada. Yo misma apenas comeré una fresa sin nada: les pongo crema y azúcar o al menos azúcar y las amo con chocolate. Pero ella las disfruta como se las presentamos: solitas. Y eso es bueno. No es que lo otro sea "malo"; no es dañino sí se hace con moderación. Pero yo noto una incapacidad de valorar lo bueno de una niña disfrutando -casi devorando- fresas, así nada más, con lo que las fresas son. De hecho, incluso hay una especie de "olvido" o "supresión" de todo lo que existe. Un día que iban a venir a visitarnos, una prima ofreció llevar colación para su hija y mi niña y preguntó en buen plan qué entra y qué no en la dieta de B. Cuando le dije que no le daba esto ni lo otro ni lo de más allá (era más chiquita, así que muchas cosas que ahora come ocasionalmente, ni las había probado), ella me preguntó: "¿Entonces qué come?" Lo preguntó con interés buena onda, realmente sin que se le ocurriera que las naranjas pueden ser la gran cosa (B puede comerse una cinco naranjas, una tras otra).
Me he dado vuelo porque el tema me "pica" :S
No se me habría ocurrido lo del pan crujiente, aceite, limón y sal. ¡Lo probaré!
Querida Silvia, en nuestro país se están haciendo leyes contra la obesidad que ayudan, pero también pasa por los padres...y más que nada por las abuelas que cuidan los niños. Mucha azúcar, mucha fritura y poca fruta. Espero que los hábitos vayan cambiando, hay un alto índice de diabetes, infartos, presión alta y otras deficiencias aún en personas muy jóvenes. Los gobiernos están muy interesados en una vida más natural. Cambiar cuesta tiempo pero si es para mejorar la salud y una buena vejez bien vale el esfuerzo.
Con el tiempo B. aprenderá a tener su propia medida, ya sabemos lo inteligente que es. No sé cómo es la comida en tu país, espero que no sea tan grave como por estos lados.
Yo creo que sí llegamos a "grave" :/ Ojalá la cosa cambie...
Confío en que será como dices con B, es el plan... En el jardín de niños pidieron que solo enviáramos almuerzos saludables, nada de chatarra; pero los lineamientos se dieron la segunda semana de clase, así que la primera semana todos excepto B llevaban galletas y pastelillos industrializados, chocolates y cosas por el estilo Pues los niños tuvieron que aprender a cuidar sus almuerzos porque mi pequeña hija se los comía...
Sí, esperamos que nuestros índices negativos cambien.
Y por B., ella entenderá, sin duda es muy perceptiva.
Publicar un comentario