Mientras escribo la tierra oscila de manera suave y persistente.
Espero que el movimiento siga su curso normal, espero...
A veces se intensifica como hace algunas horas. Un sismo profundo, largo, como un suspiro de la tierra, extenso y hondo.
Este ha sido diferente, un terremoto sin hipocresías. Otros son arteros, pegan el sacudón sin aviso.
La gente no corre, los buses pasan repletos, es la hora de regreso a casa.
No hay gestos de pánico.
Mis vecinos en los edificios bajan a la calle de manera mesurada, todos saben qué deben hacer.
Nos reunimos en nuestra Comunidad, es la hora del culto, alguien coloca una canción en el equipo, al final salimos al patio –la zona de seguridad- y cantamos “a capela”.
Bajo el cielo arrebolado de la tarde oramos por la paz del país. Nunca la devoción había tenido tanto sentido, estamos juntos, la tierra tiembla, la oración nos une.
La noche ha quedado muda.
Cada uno se ha retirado a su casa, estas ocasiones unen la familia más que las Fiestas Patrias.
Todos respiramos tranquilos, lo peor ha pasado.
Si hemos de creer al salmista, Dios ha pasado por Chile de nuevo.
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Las nubes derramaron torrentes de agua,
los cielos retumbaron, y atronaron tus rayos;
los cielos retumbaron, y atronaron tus rayos;
resonó en el torbellino la voz de tu trueno;
tus relámpagos iluminaron el mundo,
y la tierra tembló y se estremeció.
tus relámpagos iluminaron el mundo,
y la tierra tembló y se estremeció.
Salmos 77:17-18
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3 comentarios:
Qué buena manera de pasar los terremotos. Un beso.
Curioso lo del terremoto que no es hipócrita, Ojo Humano.
A todo se hace uno: es increíble que mantengáis la cabeza fría ante esto, supongo que ya sabréis distinguir por los primeros indicios la gravedad de cada uno.
Y sí, Dios pasó por Chile, pero mejor que lo haga como una suave brisa, no recuerdo en qué parte del Antiguo Testamento se dice esto.
Verdad, nos ha pasado en otras ocasiones pero esta vez fue muy distinto. Como lo dije, más devoción.
Fernando:
Es que hay toda clase de movimientos, algunos parece que serán pequeños y terminan en desastre, otros son violentos, sin aviso un remezón seco. Este fue suave y ondulante, ya se preveía que sería largo, con bastantes réplicas. Al principio no hubo tanto daño, pero cuando el mar llegó a algunas ciudades hizo mucho daño.
Sí, cuando Dios pasa por Chile (o por donde sea) , yo también prefiero el "el sususrro apacible y delicado" http://bibliaparalela.com/1_kings/19-12.htm
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