Las palomas revolotean y los gorriones pelean por las diminutas migas de pan esparcidas entre las baldosas. En el quiosco central suena una música de Mozart, tal vez el Concierto N° 9.
En unas pequeñas mesas algunos hombres juegan ajedrez. Una madre sube a su hijo a un caballo de madera para que el fotógrafo los inmortalice mientras sonríen, se besan, las manos enlazadas en un instante de dicha.
Más allá un pintor retrata una muchacha que permanece quieta como una misteriosa monalisa. La brisa es apacible, como si no quisiera interrumpir la placidez del momento.
Recuerdo el poema de Nicanor Parra, "hay un día feliz".
No se puede dudar, éste es el reino/ Del cielo azul y de las hojas secas/ En donde todo y cada cosa tiene/ Su singular y plácida leyenda:/ Hasta en la propia sombra reconozco/ La mirada celeste de mi abuela./ Estos fueron los hechos memorables/ Que presenció mi juventud primera,/ El correo en la esquina de la plaza/ Y la humedad en las murallas viejas./ ¡Buena cosa, Dios mío! nunca sabe/ Uno apreciar la dicha verdadera,/
Tarde perfecta.
La felicidad de las cosas simples.
Plaza de Santiago, kilómetro cero.
----------------------------------------------------------
Este es el día que hizo el Señor;
nos gozaremos y alegraremos en él.
nos gozaremos y alegraremos en él.
Salmos 118:24
-------------------------------------------------------------
3 comentarios:
Qué bonito. Un beso.
Qué bonito, Ojo Humano.
El otoño es la mejor estación del año, después del verano. Aprovéchalo, luego viene el invierno, tan largo, tan triste.
Y, sí, Dios está en esos pequeños momentos de pequeñas cosas perfectas, donde todo encaja como en un puzzle. Y ¡¡sin televisión!!
Gracias, Susana. Todavía no llega el frío con toda su fuerza, se puede caminar por los barrios.
De acuerdo, Fernando, el otoño es muy agradable en Chile, espero que las lluvias no nos inunden porque estamos en un año bien seco hasta ahora. Y sí, da hasta para pasear el tiempo sin tele.
Publicar un comentario