lunes, 23 de marzo de 2015

Insomnio, un antídoto.

Tengo en mi mesa de noche dos Biblias –una versión RV y una NTV-, un cuaderno donde escribo “tarde, mal y nunca”, una especie de diario inconcluso, el libro de Bruce Wilkinson “Tú naciste para esto”, un sudoku a medio llenar, y una carpeta con la Historia de la Iglesia a la que le he ido añadiendo páginas y más páginas con relatos místicos, tristes, maravillosos, extraordinarios, declaraciones de fe, etc.

¡Insomnio, ven a mí!, con esta colección te espero.
El Insomnio –sabio él- no se atreve a venir ni “porsiaca”.
Me acuesto y duermo, como decimos en Chile “a pierna suelta”.

Mi amiga Sho. se queja de sus noches en vela, el sueño la abandona como un amante ingrato.
Si me permiten un consejo –a veces los consejos son una insignificante panacea, vaya-,   a todos los que deambulan por la noche profunda buscando el descanso, estresados porque al día siguiente se quedarán dormidos en la oficina a vista y paciencia de todos, jefe incluido, a ellos les sugiero que se armen con toda clase de libros, hasta las “Mil y una noches” valen, pasando por los poemas de amor de Neruda, novelas de Agatha Christie y sobre todo la Palabra de Dios, que si bien es cierto no es soporífera para nada, trae aliento al alma desvelada. Un buen descanso vale su tiempo en oro.

Una lámpara de mesa con agradable luz es esencial.
Un cuaderno.
Un lápiz.
Ya lo verás, el Insomnio partirá en retirada buscando almas en pena por otros lados.


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Cuando te acuestes, 
no tendrás temor, 
sino que te acostarás, 
y tu sueño será grato. 

 Proverbios 3:24


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La ilustración gracias a : Matías en el mundo


2 comentarios:

Fernando dijo...

Pues es así, Ojo Humano: siempre hay que acostarse con un libro en la mesilla, pues si viene el insomnio y no tenemos nada nos puede dar la ansiedad, que a su vez agrava el insomnio.

Lo malo es que el libro sea muy interesante y nos desvele por querer saber cómo sigue.

ojo humano dijo...

Así es, me ha pasado que no puedo desprenderme de la lectura.