(He sucumbido a un momento de locura, producto de tanta marejada, cambio climático y temblores).
Indulgencia de verano.
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No se interesen tanto por la belleza externa:
los peinados extravagantes,
las joyas costosas
o la ropa elegante.
En
cambio, vístanse con la belleza interior,
la que no se desvanece,
la
belleza de un espíritu tierno y sereno,
que es tan precioso a los ojos
de Dios.
1 Pedro 3:3-4 (NTV)
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2 comentarios:
Uy, Ojo Humano, no seas tan estricta contigo misma: no veo que sea nada frívolo pintarse las uñas, ni aunque sea de color rojo.
En Madrid a veces es fascinante: las chicas no sólo se pintan cada uña de un color sino que en cada una hacen un dibujito con otra tinta. Supongo que esto costará una hora o más de trabajo. Eso sí que puede ser más frívolo.
Como siempre, eres muy amable, Fernando.
Y sí, vivimos en medio de pequeñas acciones frívolas y otras no tanto.
Ya va pasando el verano, tendremos que calzar botines y medias, adios uñas pintadas. Para una vez, bien.
El próximo verano (si estoy viva) tal vez me dé la locura cerebral y me tiña el pelo morado (jejeje) ¿quién conoce el corazón humano?
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