Mientras mis compatriotas miran el partido Chile-Uruguay (eliminatorias mundialistas, infortunada derrota 3-0), hojeo un libro que he adquirido en mi librería barata.
A los minutos me sorprende la lectura.
El autor relata una serie de historias de coraje y resistencia (él incluso tuvo una vida sorprendente).
Narra en breve cómo Nien Cheng (Vida y Muerte en Shanghai), pudo sobrevivir a una prisión de seis años sin que su fe en Dios fuera quebrada y la esperanza de volver a la libertad le permitió resistir las duras condiciones del calabozo.
Atrapada en las hojas que suenan una a una al darse vuelta olvido el sonido del reloj y las horas.
De pronto percibo el silencio de la noche, es como si regresara de un largo viaje.
Me ponen triste los totalitarismos humanos.
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Ustedes,
prisioneros de la esperanza,
regresen a su fortaleza!
Les digo que voy a darles en bendición
el doble de cuanto tuvieron que sufrir.
Zacarías 9:12
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4 comentarios:
a mí también me duele la injusticia. Un beso.
Sin duda es una falla de la humanidad.
Dios nos ayude a cambiar, en la medida que podamos.
Eso es muy admirable, Ojo Humano: cómo gente que a lo mejor tuvo una vida religiosa tibia, cuando pasó por la prueba de la persecución religiosa tuvo fuerza para soportar la prisión, el martirio o la muerte. Supongo que es una prueba, en el límite, de la gracia de Dios: nosotros somos muy limitados, pero con su fuerza podemos soportar cosas increíbles.
Qué pena que no podamos hablar de esto como algo del pasado sino del presente más presente.
Eso es lo penoso, que después de tantos siglos de convivencia sigamos en las mismas.
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