Más aún, su familia hizo causa común con él, tampoco asiste –claro, era que no-, es el padre.
No contesta el celular, envía a buzón de voz.
En su hogar dicen que está en el trabajo, turnos imprevistos, por supuesto.
Ella me confidencia: “No asiste porque tiene una deuda conmigo –y agrega- no es poca”.
Aval en una casa comercial, ella tomó un crédito para que él iniciara un negocio de verano. “Negocio redondo, “miel sobre hojuelas”, le dijo.
Nuestro pastor muchas veces nos advierte sobre los préstamos, nos anima a dar, alienta la devolución de aquello que se ha pedido prestado y el cuidado de no involucrarse en negocios dudosos.
¿Quién es sabio y puede manejar con eficacia sus activos?
¿Quién puede sustraerse a ganancias extra?
¿Quién puede resistir una buena perspectiva de asociación comercial?
Los negocios son arriesgados.
Entre cristianos también.
A menudo –o casi siempre- hay un riesgo: perder.
O ganar, sin duda. Volverse próspero, respetado.
Ella pide consejo.
Me pide un consejo, yo, la peor inversionista.
A menudo pedimos consejo cuando los hechos están consumados.
Poco o nada que hacer, recurrir a tribunales, reunir pruebas, perder la amistad, confiar en la voluntad del deudor, orar, resignarse, todas alternativas que requieren paciencia, tiempo, ecuanimidad.
Las deudas son complicadas.
Deber o que te deban es igual.
Default, una nueva palabra en el diccionario, una gran lección argentina.
Más vale vivir “cash” ¿no?
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Paguen a todos lo que deban pagar.
No deban nada a nadie,
(Apóstol Pablo en su carta a los Romanos 13:8)
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7 comentarios:
Has tocado un tema sensible. Hasta los evangélicos no pagan, eso es el colmo.
Besos.
Eva.
Conforme contigo, Ojo Humano. Es un gran tema. Ya lo dijo Jesús: dad sin esperar que os devuelvan, si dais esperando la devolución sois como los publicanos. Por eso no conviene prestar, nunca: porque si no te lo devuelven pierdes al hermano y al dinero. Se puede dar, pero sin esperar el retorno.
En España, durante muchos siglos, valió la regla de "no vivir por encima de las posibilidades", es decir, no gastar más de lo que se ingresa. Esa regla se olvidó y nos vemos como nos vemos, con una de las deudas más grandes del mundo.
Y, sí, mejor el cash que el default.
Lamentable, amiga. Deberíamos ser los mejores especialmente en el pago de nuestras deudas. Besos para ti con cariño.
Por cierto, Fernando, es una realidad que es mejor dar que prestar. Así no se atan ambos a un compromiso impredecible.
Felices vacaciones, Dios te dé un buen tiempo y descanso.
Un abrazo.
De la mano de Dios y con la sabiduría del Espíritu podemos glorificar al Señor con nuestras finanzas. http://mensajesysermonesparapredicar.blogspot.com/
Así es, Pastor Gonzalo.
Una bendición que pase por esta página.
Un saludo desde Chile.
Es mejor pedirle a Dios no tener deudas... y vivir de lo que él nos provea. La biblia dice "Dios suplirá todas nuestras necesidades conforme a sus riquezas en gloria".
Dios te bendiga ojo humano, hoy me surgio una duda, ¿Cómo te llamas?
www.asombrosodios.com
Obed, y claro, es mejor vivir sin deudas, aunque eso es difícil para muchos.
Mi nombre es Toyita (diminutivo de Victoria). Algunos también me llaman Vicky.
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