lunes, 23 de octubre de 2017

"Pequeñas cosas".

Delante de mi, en el cruce de la calle, caminan dos jóvenes a paso lento. Las observo, una lleva del brazo a la otra. Al llegar a la otra vereda se separan, la joven que se queda detenida lleva un bastón de invidente, procura volver a ubicarse para tomar el bus mientras la otra muchacha sigue su camino.

Hace algunos meses escribí sobre lo pequeño e ignorado de nuestro servicio.
Y me he topado con este poema de Julia A. Carney,  en inglés.
Pedí a mi amiga Jésica que lo traduzca, define mucho de lo que somos y hacemos.
Gracias Jes.

"Pequeñas gotas de agua
Pequeños granos de arena
Hacen el imponente océano
y  la hermosa tierra

Y los pequeños momentos,
por más modestos que sean,
Hacen los potentes
años de la eternidad.

Nuestros pequeños errores
alejan el alma
de los caminos de la virtud
para extraviarse en el pecado.

Pequeñas obras de bondad,
Pequeñas palabras de amor
Hacen de nuestra tierra un Edén
Como el cielo de arriba."



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"El Señor se ha acordado de nosotros;
 El nos bendecirá;...
  El bendecirá a los que temen al Señor,
Tanto a pequeños como a grandes.
  El Señor los prospere,
A ustedes y a sus hijos. "

 Salmos 115:12-14
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(Imagen tomada de la web)

6 comentarios:

Susana dijo...

Los pequeños actos valen mucho. Un beso.

Fernando dijo...

Eso es así, Ojo Humano. Se ve muy bien por lo contrario: uno te empuja en el Metro, otro se cuela en el autobús, alguien grita a tu lado, un dependiente te trata mal, otro te roba unos céntimos del cambio,... Son pequeñas cosas, sin importancia, pero todas juntas llenan tu día de tristeza. Por lo mismo, los pequeños gestos de amor nos van reconciliando con los demás.

ojo humano dijo...

Querida Susana, eso creo, en realidad la vida es muchas acciones no tan grandes (y a veces algunas fundamentales) que nos llenan de alegrías. Eso espero.

ojo humano dijo...

Sí, Fernando, hay que luchar de manera natural por mantener nuestra humanidad cristiana dentro de un mundo bien insensible. Pero podemos hacer la diferencia ¿verdad? Yo también vivo en una ciudad estresada, pero hago el intento cada día de amar como Dios ama, por cierto, no siempre habrá respuestas positivas, pero a veces hay muchas alegrías.

Silvia Parque dijo...

Me gusta observar a la gente mientras voy por ahí. Se ven esas escenas que le dejan a una pensando y a veces recuerdan un poema.

ojo humano dijo...

Así es Silvia querida.
Observar la vida de la calle da para escribir libros, en especial las ciudades con sus mil encantos y tragedias.
Buen fin de semana.
Bendiciones.