O que el tiempo pasa demasiado rápido.
Que no alcanzan a hacer todo lo que se han propuesto.
Leo informes científicos que aseguran todo lo contrario, que en realidad tendremos algunas milésimas de segundos más en el día, que la teoría de Shumann es solo eso, una propuesta teórica pero no una realidad.
Aun así, la sensación persiste, tal vez por la forma que diversificamos el tiempo. Le decía a mi amiga K. que el Whatsapp nos consume unas horas diarias, sin contar la TV y otras tecnologías.
El tiempo y la manera cómo celebramos.
Poco se oye de Cristo, el Viejo Pascuero se ha instalado en cada centro comercial, la cena navideña es la preocupación de las madres, cuánto aguinaldo se recibirá y qué vestido usaremos esa noche. Sin contar la ansiedad por los regalos que desvela a los pequeños.
Tal vez -en un breve momento de reflexión- podríamos pensar en el motivo de la celebración, el Señor Jesucristo, centro de nuestra historia y nuestra fe.
Celebrar que haya nacido, que a Dios le placiera hacerse ser humano y sujetarse al espacio y al tiempo.
No es una fiesta de regalos (aunque los haya)
No es una fiesta de comidas o bebidas.
No es una fiesta pascuera.
Es ni más ni menos la celebración a Cristo, a la alegría de observar que los niños nacen, que somos humanos y no robots, que amamos, sentimos, sufrimos.
Que Dios está presente.
Aún.
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Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna.
Juan 3:16
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Edward Burne-Jones - La Estrella de Belén - Museo y Galería de Arte de Birmingham
4 comentarios:
Gracias por recordarnoslo. Un beso
Un saludo cordial, Susana.
¡¡¡Feliz Navidad!!!
¡Qué bonitas palabras! ¡Qué pintura bellísima!
Feliz Navidad, querida Silvia.
Un excelente año 2020.
Gracias por la amistad en el tiempo.
Besos a B.
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