Se tambaleaba caminando con dificultad sobre sus tacones rojos.
Loca –me dijo riendo fuerte-, y vanidosa siempre.
Venía saliendo del Open Door (hospital siquiátrico), en las más precarias condiciones, excepto sus zapatos rojos que le daban un toque de alegría.
¿Por qué alguien llega a ese estado?
¿Por qué una mujer que ha exhortado la Biblia puede ingresar a ese mundo oscuro, trastornada por las circunstancias?
¿No fue suficiente la oración?
¿La Palabra?
¿La amistad?
¿La solidaridad?
¿Estamos todos tan indefensos?
¿Es la locura una puerta abierta que incita a regiones tenebrosas donde es difícil o imposible regresar?
Para mí es un misterio.
Tal vez tú lo hayas resuelto.
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Escucharé lo que hablará Jehová Dios;
Porque hablará paz a su pueblo y a sus santos,
Para que no se vuelvan a la locura.
Salmos 85:8
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