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viernes, 4 de diciembre de 2020

5 formas sencillas de desestresarse.


Estoy tentado, dijo, de ingresar a un convento. 
¿Será para tanto? 
Me tiene chato la actualidad, las noticias, la política, la pandemia, estoy sobrepasado. 
Definitivamente nuestro amigo necesita urgente unas vacaciones. 
Eso del estrés acumulado es idéntico a llenar algo, cuando se rebalsa no hay quién lo detenga. 
He sido testigo ocular del desborde del río Maipo y el mar en El Quisco, fuerzas que arrasan con lo que pillan.
Una persona con estrés puede morir o matar si llega  más allá de su límite.
Así es que me propuse ayudar a mi propio corazón con algunas sencillas prácticas que tal vez sirvan para que el elástico no se corte y deje el  derrumbe.

1.- Cuando estoy angustiada caliento agua, respiro hondo y preparo un té negro con limón y unas gotas de algo dulce ( uso stevia), azúcar, melaza, miel, lo que te guste. Ni tan caliente ni tan frío. Cuando la tibieza te recorre, bienestar puro.
2.- Oro y lloro. Sí, las mujeres tenemos ese privilegio, no hay vergüenza en confesar el llanto bien "mocoso", tirada en el suelo o en la cama. Llanto hasta que no haya lágrimas. Luego le digo a Dios toda la molestia y el dolor. Siempre salgo renovada.
3.- Escribo. Me siento en el ordenador y boto palabras sin conexión, rabia, rencor, sentimientos verdes,  pena; al final del párrafo me doy cuenta que hay un hilo interior. A veces me sirve de material o un clic y está borrado. 
4.- Escucho música con audífonos. Pareciera que la invasión de la música llena todo el mundo y va tomando los espacios internos liberándolos.
5.- Leo viñetas, chistes, monitos, diseños, historietas o tipografías. Nada muy serio.  
Bonus:
Algunas personas duermen con los ojos tapados con algo oscuro, otros andan en bici, pintan, dibujan, pegan papelitos, reciclan botellas, jardinean, comen papas fritas (no tan recomendable pero ricas), trotan, nadan, se dan una tina,salen a gritar al campo, en fin, hacer algo por una misma y olvidar por un rato la urgencia. 



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Cuando alguna vez dije: 
«Mis pies resbalan», 
tu amor, Señor, vino en mi ayuda. 
En medio de las preocupaciones que se agolpan en mi mente, 
tú me das consuelo y alegría.

Salmos 94:18-19


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