Ella no supo qué hacer con la cabeza
Que sobre la bandeja
la miraba con curiosidad
los ojos aún luminosos
Los invitados perplejos
Aquello se había desbordado.
Solo la madre
–ah, siempre las madres-
tomó el recipiente y declaró su victoria.
Cuentan que la bella Salomé
Pagó ese placer con su propia cabeza.
*
(Pintura de Alexandra Exter -Rusia 1884-1949)
2 comentarios:
Una historia terrible. Un beso
Demasiado poder, Susana.
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