viernes, 30 de mayo de 2025

Un salto de fe.

Renunció a su trabajo. 
En estos días en que cambiarse de oficina o de faena es complejo, mi amiga R. –cristiana ella-, dijo adiós a un buen sueldo y a un ambiente tóxico. 
Sus compañeros le aconsejaron, “tira licencias para que te despidan y te paguen las indemnizaciones correspondientes”. 
Decidida a creer que Dios es el que defiende, se dirigió a la gerencia con su carta de renuncia inmediata. 

Atrás quedaron años de humillaciones, solo por ser cristiana y mujer en un ambiente de hombres. 
Atrás quedó su jefe al que sus mismos compañeros se encargaron de desacreditarlo públicamente. 

Ayer la llamaron de una importante empresa. 
Empieza el 2 de junio. 
Mejor horario, mejor paga, regalías varias y la ilusión de una oficina como corresponde. 

¿Quién dice que el Señor no reivindica?


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