Al final del verano,
en las murallas rotas
donde viejos molinos dispersan
por las islas sus ruedas mutiladas,...
(Ricardo Molina)
Hay una canción que cantan los jóvenes de mi iglesia… y a veces nosotros.
“los muros caerán”.El presidente Trump quiere seguir edificando el muro entre EE.UU. y México.
Cisjordania, Irlanda, Corea, Chipre, India, Kuwait, tienen sus versiones particulares, vallas alambradas, cemento y alambres de púas, cuchillas hacia el cielo, minas enterradas a punto de estallar, alta tecnología si hay más recursos.
La reja de madera de mi casa, la de fierro de los vecinos, la de latón, ladrillos, muros de elementos sólidos, cortantes, agresivos, cercos de espinos con puntas pestilentes. También hay muros de flores, después de todo son lo mismo, solo camuflados, podríamos llamarles muros hipócritas.
Los muros son reflejos de los miedos.
Nos hablan de ambiciones y desconfianzas.
Queremos estar seguros.
Queremos proteger nuestras pertenencias, aunque sean insignificantes.
Nuestro corazón se muestra en lo alto de cada muralla. Qué tan materialistas somos y cuánto amamos lo que tenemos. Qué tan discriminadores somos como personas o país.
En la actualidad hay más de 65 países con muros terminados o por terminar. Justificaciones hay tantas como las vallas que se han levantado.
Una oración que le enseñamos a los niños: “En paz me acostaré y asimismo dormiré porque solo tú, Señor, me haces vivir confiado” (Salmos 4:8), a veces también la repito en la oscuridad de la noche.
Mientras menos confiemos en Dios más barreras habrá entre nsosotros.
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Pero el Señor afirma:
Yo seré como una muralla de fuego alrededor de ella,
y en medio de la ciudad mostraré mi gloria.”»
Zacarías 2:5
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