Inicio de Marzo, tú sabes, “cuídate de los idus de Marzo”, tal vez estos no serán tan trágicos como aquel, pero que son laboriosos todos estamos de acuerdo.
Escolares llorando en la puerta del colegio en su primer día de clases.
Padres de compras, ese embrollado sumario de útiles escolares, hay que ser buzo de profesión para sumergirse en ese mar de papeles y requerimientos, la lista del pre kínder tan extensa y casi tan costosa como un curso universitario.
Revisión técnica del auto (aunque sea un mínimo “cacharro”), el seguro contra terceros, permiso de circulación, inicio de la rutina, el refri y la despensa vacíos, ¿cómo sobrevivir después de los bucólicos días de campo que disfrutamos sin mover un dedo?
Qué elevado precio el ocio veraniego.
No todo es tan negro en el panorama “marzístico”.
Llega a mis manos este libro: El Jesús que nunca conocí (Phillip-Yancey), editorial Vida.
Si no lo encuentran en librerías, en PDF aquí:
Un breve párrafo de muestra: “Hay sólo una forma para resolver la tensión entre los elevados ideales del evangelio y la triste realidad de nosotros mismos: aceptar que nunca daremos la talla, pero que tampoco tenemos que lograrlo. Se nos juzga por la justicia del Jesús que vive dentro de nosotros, no por nosotros mismos.”
Inicio la lectura quitando tiempo a tareas menos relevantes.
Planifico “al callo” los tiempos.
No tengo escolares que me quiten el sueño pero la rutina que se inicia en cierta medida nos toca a todos.
Decido reiniciar ciertos ejercicios espirituales que me propuse alguna vez.
Volver tiene su encanto, cómo no.
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"...aprende una lección de las hormigas.
¡Aprende de lo que hacen y hazte sabio!
¡Aprende de lo que hacen y hazte sabio!
A pesar de que no tienen príncipe
ni gobernador ni líder que las haga trabajar,
se esfuerzan todo el verano,
juntando alimento para el invierno.
ni gobernador ni líder que las haga trabajar,
se esfuerzan todo el verano,
juntando alimento para el invierno.
Proverbios 6: 7-8 (NTV)
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Ilustración gracias a Sarah Wilkins