viernes, 12 de agosto de 2022

La libertad de las palmeras.

 

En nuestro barrio las constructoras no paran de edificar. 
Diez, veinte, treinta pisos; el barrio se llena de voces nuevas, de comercio y -claro está- problemas diversos que hay que aprender a resolver.
Convivir de buena manera es una elección cada día.
Y las palmeras de nuestro jardín miran desde su altura cómo crecen estas moles de cemento.
Las palmeras saben que su libertad no está amenazada; crecen sin prejuicios, exhiben sus frutos y llenan los ojos de belleza.
En el mundo se puede vivir en paz. Hay que trabajar en eso.




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Dios nuestro,
 en tu presencia la gente buena crece y prospera 
como palmeras bien plantadas,

Salmos 92:12 TLA

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2 comentarios:

Susana Moreno dijo...

La diversidad a veces es un problema. Un beso

ojo humano dijo...

Hay que aprender a convivir.
Gracias a Dios nuestro hogar es un poco más espacioso y puedo cultivar.
Saludos.