Tengo 14 traducciones en formato digital, pero no hay caso, me sigue atrapando la edición impresa, soy un espécimen que necesita papel en todas sus versiones, blanco, de colores, couché o hasta roneo.
Mis dedos añoran la suavidad de las hojas, los oídos buscan –entre tanto ruido infortunado- el sonido apacible al dar vuelta las páginas. Hay una paz cómplice entre libro y lectora, aparte del lenguaje, el color o la grafía.
Venía de regalo una tarjetita para separar las lecturas (si quieres alguna vez regalar un libro, ese es un buen detalle).
Me instalo a hojearla “a lo pentecostal”, donde una abre las páginas se inicia una lectura, sin un método temático u ordenado. Ya habrá tiempo para intentar un estudio libro por libro o exegético, tomar apuntes o hacer comparaciones.
De momento me deleito en este libro nuevo, sin brizna de polvo o marcas de otros dedos.
--------------------------------------------------------------
―Señor —contestó Simón Pedro—,
¿a quién iremos?
Tú tienes palabras de vida eterna.
Y nosotros hemos creído,
y sabemos que tú eres el Santo de Dios.
Juan 6:68-69 NVI
--------------------------------------------------------------------
2 comentarios:
Me encanta esa cita. Un beso.
Susana, a mí también.
Es una de mis favoritas junto a muchas otras.
Bendiciones.
Publicar un comentario